miércoles, 30 de septiembre de 2009

LOS POEMAS DEL PERDÓN




No pido perdón
¿ para qué ?
Si me va a perdonar
Por que ya no le importa.
Joaquín Sabina


1


... y es que al fin de cuentas
los seres marginales siempre terminamos juntos;
una mesa, un parque o un burdel.
Compartiendo siempre esa soledad que cansa
y te acostumbras a ella.


Seres marginales en manadas, soledad colectiva
por las calles de Laredo a las tres de la mañana;
la soledad se comparte
ratas, sombras, lunas y el tren como música de fondo:
El carnaval de los despreciados.


De cierto modo, el nuestro,
fue un amor de marginales sórdidos;
de cervezas y estacionamientos olvidados,
de cuerpos desnudos a media calle,
de amor entre los escombros de los escombros,
de vicios y paranoias que se unen
en un punto de caricia y golpe.
Por que al fin de cuentas los seres marginales
siempre terminamos juntos y aislados,
ocultos por la ciudad.
Hay una mujer que aún me duele a cada esquina
y la ausencia de su sonrisa me carcome el alma.
Ella pasa y atraviesa las telarañas de mi calma,
me flagela con su odio toda esperanza.




2


En un bar o en un café
nos sentamos solos,
tomamos un trago
y salimos nuevamente
por el centro de la ciudad
donde cientos de mesas nos esperan
para compartir esta la soledad.
3




¡ Como duele parir un poema de perdón ¡
Un poeta atado a un muro
No hay salida
Cuatro paredes, púas en los alambres
y tu adiós con odio
¡ Que frío es el olvido cuando se impregna de soledad ¡
¿ No hay luna ?, Preguntó
Ella y su vestido rayado de fin-de-fiesta
Yo de azul-cuervo-enlutado
Ella se muerde los dedos al hacer el amor,
me toca suavemente
no tiene rostro, pero sus ojos son caricias,
la sierpe del deseo muerde las manos
y Dios destruye ciudades enteras.


















4


Un poeta atado a un muro
muñecas y tobillos lacerados
los caminos están mohosos
sólo queda el desierto
y llevar al muro como lastre


¡ Como odio este lento morir de boca seca ¡


Ráfagas de viento me ciñen al muro
nos van desmoronando
" polvo eres y ..."
¿ que haré cuando no haya muro
y ya nada de ti me duela ?
Tendré que rehacer las heridas
para que del dolor vuelvas a nacer,
pero mientras,
que doloroso es parir un poema de soledad
cuando aún estás a mi lado.

lunes, 28 de septiembre de 2009

POEMA IMPOSIBLE 2

2

Las exequias de la soledad

No existe ese lejano lugar
que describes cuando lloras en la cama,
por eso tus caminos se llenan de muertos.
Es de día
y aún sigues sangrando todo lo que te duele.
Ese pesado lastre
que deja rastro de grillos, fábulas, lunas, duendes,
última evocación de tierra húmeda,
crujir exasperante de palabras rancias.
Por eso
todos mis días los llenas con tus muertos.

lunes, 21 de septiembre de 2009

EL GÉNESIS DEL OTRO CAOS Y LA EXPLICACIÓN DEL SOL




1


Todas las mañanas

Olivia crea pequeños soles con las manos.

Frota las manos

y el mundo empieza a girar en destellos,

Laredo se calienta,

En toda la tierra se reinventa la vida.
Las secretarias se despojan de sus medias.

Desatan su corbata los oficinistas.

Los niños nadan en las fuentes.

Los amantes buscan un hotel con aire acondicionado.

Mis tormentas se alejan


El calor se desparrama en el horizonte del tiempo.

Cuando Olivia sonríe y cierra los ojos

crea soles más pequeños,

como la conciencia del amor.

Pequeños soles que mueren fulminados al suspirar,

los transeúntes callan,

los tránsfugas toman bandera,

el viento le levanta la falda.

La imagen de sus piernas tornasoladas

apaga la tarde.



2


Olivia mide el tiempo

con su reloj de planetas

y cuando un cometa lo anuncia

Ella crea un nuevo sol.

Otra vez el caos.




Las aves se desorientan

toman el autobús equivocado,

nunca llegan al sur,

mueren de frío.

Los ecologistas la odian.


Los nuevos soles duran toda mi sobriedad.


Cuando Olivia despierta de buen humor

la ciudad se llena de soles.

Cada persona tiene su sol,

decenas de soles botan por las calles.

Los ambulantes los recogen

y luego los venden en el parque

a los gringos que se los llevan a Texas,

tienen tan poco con que alumbrarse

en el estado de la oscuridad solitaria

donde la muerte es necesidad y obligación.

Olivia también conoce la densidad del color,

me pone un arco iris en los hombros

por momentos siento cuanto pesa la luz,

ahora sé por que los poetas prefieren las sombras.

Cambia el color del canto

y la claridad castaña de sus ojos.




Reinventa nuevos colores con sabor rojo-grosella

escribo su nombre con mayúsculas verdegranas

y contornos ambarazulados.



La ciudad sonríe con asfalto morado

y semáforos llenos de color.

Los odios y las frustraciones

transitan en colores pastel.

miércoles, 16 de septiembre de 2009





OLIVIA DEJA RASTRO


I

Un haz de luz en medio de la penumbra

nos dice mucho o poco, Olivia,

todo depende del onírico lugar

donde dejamos los sentimientos.

Cierra los ojos y empieza a andar la frontera.



Un haz de luz corta perpendicularmente

la emplomada oscuridad de nuestro cuarto,

la luz de la mañana muestra una frontera

convertida en ruinas,

débil y ojerosa.

Usurpamos sueños difusos.

La vida se está volviendo inasible,

En estos momentos, al menos,

tengo tu cintura.



Un rayo de sol en medio de la oscuridad del cuarto

con su vulnerabilidad matinal

ha impregnado de desconfianzas

las efímeras celosías de este amor.

Es noviembre y el frío hace jirones la mañana.



II

Hay días que una sonrisa con el labial corrido lo dice todo,

luego hay que limpiar el rostro para quitar la pintura triste,

escribir nuevos poemas desgarradores,

hacer herir la memoria, luz silenciosa de invierno,

incesante desfile de nostalgias,

el frío hace llagas de miedos y pequeñas pesadillas.



Hoy no digo nada que pueda abrir recuerdos.



Una pequeña caja de soledad sobre tu regazo,

decorada con la desagradable aspereza de la verdad.


Un poco de muerte
sobre el cielo amarillo
de esta tarde gris.



La frontera se quiebra en las manos del invierno.

Hay una luz que cada vez está más lejos

luego la exasperante oscuridad que nos recuerda

que en medio del desierto estamos solos y ciegos.











III


Olivia desnuda.

Un haz de luz amarillento en la penumbra

roza sus vanidosos muslos,

la tarde toma el sabor a datil de su sexo.

Olor a nueces por la calle.



Me paro en una esquina de la ciudad donde se acaba la patria.

Los relojes apuran el paso.

La frontera se cierra entre miradas de gente que pasa.

La convulsa sobriedad del río Bravo pesa.



Del zócalo de la ciudad de México

al puente de Laredo la distancia se cuenta en vidas.

Se pudiera contar en noches o calaveras,

pero, sería muy complicado.

Una vida equivale a un sueño

Esta es la vida de todos los que se derrumbaron en el camino,

por eso la carretera se anega de polvo.

por eso muchas muertes se cubren de polvo,

por eso todos los pasos pululan en polvo.



Por eso el tosco camino

es tan silencioso.

Las mentiras duelen en la piel.

La frontera se cubre con rostros en ruina.



Un haz de luz en medio de la penumbra,

los brazos desnudos de Olivia.

El adiós es lo más cruel en estas tardes.



Camino por la calle de los silencios

Sin rumbo.



El tren se escucha lejos



Ha empezado a helar.