lunes, 23 de mayo de 2011

EL INFIERNO SE DIVIDE EN CÍRCULOS

Una gastada sonrisa


Simula un complaciente adiós

(¿Dónde quedaron mis cosas buenas?

¿La frontera me ha embarrado su maldad ingenua?)

La ciudad se divide en círculos

El país se divide en círculos

Me pierde la ansiedad

Delimitas tu odio a un mundo de fantasía

Verdaderamente aquí es el límite de la realidad

No hay lugar donde te puedas esconder

Hay esquinas gastadas de soledad

Hay gajos del amor desmarañado

Faz de medianoche

Que preña al alma de rencores

No tiene sentido caminar sin rumbo todas las noches

Las calles no llevan a ninguna parte

La ciudad se empolva

Me carcome esta maldita lujuria

Aún oigo el crujir al atravesar las sombras

Aún duele pasar de largo por los andenes del olvido
 
Aún quiero despellejar los sentimientos y dejarlos en carne viva


Aún creo sentir su respiración en mi vientre

Aún veo esa mueca de engaño

Aún veo su cuerpo desnudo y complaciente

Última visión antes de la locura

La busco en todos los rostros

En todos los retratos

El infierno se divide en círculos

Un cuerpo se desploma

El silencio filoso de una navaja

La sombra nogal

De sus ojos fijos mirando hacia arriba

El silencio repite a cada rato

El infierno se divide en círculos

La ciudad se baña en sangre.

miércoles, 4 de mayo de 2011

POEMAS PARA UN DOMINGO

LLENO MIS BOLSILLOS CON CUENTAS DE


TERCIOPELO NEGRO Y TUS FORMAS ENVUELTAS EN ENCAJE

Lo idóneo sería romper estas hedonistas noches

En pequeñas fogatas que enturbien al amor

En un gran fogón incendiar todo lo que te reprime

Despeñar tu inhibición

Dejar que el placer nos marque el arribo a tus puertos

Naufragar por los minúsculos huracanes

Que se arremolinan en tu sexo

Que las yemas de mis dedos solivianten tus pezones

Más tarde

Trocar besos por estrellas

Que la Vía Láctea

Ilumine tu piel morena de media noche

Relamer en tus labios lo que queda del deseo

Saborear la piel acanelada

Intentar hacer eternos los placeres

Luego

Somnolientos

Caer exhaustos de caricias

Madrugadas y besos.
 
POEMA 2


Hoy hay tan poco que decir que me siento afortunado.

El sabor a sal en tu boca y

la vela del buró apagada.

El vaso de cerveza a la mitad

y tu sostén tirado junto al ropero.

Tu sonrisa

y tus malas palabras al hacer el amor.

Estas mañanas

hay tan poco que decir que me siento afortunado.

POEMA 3

Los mercaderes del silencio

trataron de usurpar el concepto perdido

de la imaginación soñadora.

Toneladas de lentas tardes creadoras

escaparon antes de ser devoradas

por el desesperante hastío.

La silueta de Olivia se traza moldeada por el viento,

lleva una sonrisa en los brazos.

Invadieron la zona de la iluminación artificial

para edificar grandiosos monumentos a la última sombra.
 
POEMA 4


La fatalidad del poema perdido

desgarró la contemplación ya gastada

de un viejo recurso siempre utilizado.

Olivia se ha escondido

detrás de la escenografía preparada

para el funeral del río inanimado.

La creciente inunda al poema

y lo cercena por el título.

POEMA 5

Al compás de música fresca

Al pesado andar del tiempo

Al desnudarse los árboles

Al rojizo atardecer de la ciudad

Al caminar por las noches

Al tratar de sublevar la conciencia

Al saber la verdad

Al recordarte cuando marchábamos en octubre

Al recordarte en octubre
 
 
 
POEMA 6


Nueve caracoles marinos

Dos conchas de ostión

Una pequeña almeja entre tus piernas

Una cajetilla de cigarros en el cajón del buró

Una estalactita de sal en la cocina

Miles de hormigas en el jardín

Un par de fresas en tus senos

La piel espolvoreada de canela

Varios lunares en el cuello

El canario que pintaste a rayas

Tus zapatos en el comedor

El olor de tu sexo

La envidia del mundo

Nuestra canción favorita

Todo eso comprueba que de ese amor

Aún quedan rastros
 
 
 
POEMA 7


¿Qué endeble distancia separa al amor del odio?

¿Por qué tardan tanto en cerrar estas heridas?



POEMA 8

...y al final la segunda reencarnación de tu sexo

me asaltó inesperadamente

en la cálida oscuridad de un hotel.

POEMA PARA NO CREER EN OLIVIA

Olivia cambia a diario con los atardeceres y


con las dudas que llegan en la noche.

No puedo creer en ti, Olivia;

aunque la noche caiga en las exageraciones

que produce la nuez deificada de tu insomnio

(Sabes que cuando uno es sólo un soplo de irrealidades hay muchas

cosas en las que no puedes creer).

Mis manos no se traman aún

sobre el perfumado llano de tu espalda

(No hay indicios de verdad en el patíbulo de las afirmaciones).

Mis dedos se decantan temerosos por tu vientre

ahora voy sigiloso por las puertas y ventanas de tu cuerpo

de entrepaños abiertos y apacibles carcajadas forzadas

(Los motivos de la razón cuelgan de las ancestrales celosías de

mi locura).

Hay una cortinilla de claroscuros

que separa la vulnerable ficción de tu recuerdo

y el pueril rostro con el que ahora te disfrazas

(La mañana es el último eslabón de distancia y yo no pienso ir

mas allá de tu invierno).

No puedo creer en ti, Olivia;

la lluvia me dobla los ángulos y tú me desarmas a miradas

(Como cuando los cuervos que van de metamorfosis a quetzales).
 
Tus noches de roce con las yemas de los dedos,


sofocando los sentidos e inundando los poros

(Bien sabes que hay un poco de virtud en la desmemoria).

Llego a tu I griega (Y),

a esa aromática zona lacustre del deseo

(en esta historia ya no hay rincones inéditos).

No puedo creer en ti, Olivia;

por que mis moldes ya están fríos y vacíos

como tus pretextos, casi transparentes.
 
Olivia no dice nada


y se esconde

entre las sábanas.