miércoles, 20 de enero de 2010

Vórtice 1

Una roca cae
y ahora son mil rocas
para lapidarte sin prisas
tomándome todo el tiempo del desamparo.

Tu ultimo gemido
es un cisne negro
que escapa de tu garganta.
Llegó la hora.

Una ventana
llena de ventanas,
en esta fila interminable
de edificios
en los suburbios de la ciudad.

Ante la inmensidad
la clandestinidad es posible.

Mayra suburbana se fragmenta
en triángulos, rectángulos y trapecios.
Un arco invertido resbala de su cintura.

La alineación perfecta en el universo
de estos planetas del rencor y el olvido.

Un problema con mil soluciones que caen
y que ahora es sólo una solución:
la asimetría perfecta de sus labios
y la mitad de la tarde en que tengo que trabajar
para recobrarme del desencanto de las palabras.

Los círculos encuentran
sus inanes vértices de tiempo,
la cordura de quien inmola
después de que todos cierran las persianas.

Una flor muere
de deseo cotidiano,
sus espinas raspan
los taburetes del alma.

Mil círculos pierden la conciencia
mientras espero en el anden
las últimas migajas de la memoria .

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