martes, 20 de octubre de 2009

Delgadas láminas de tiempo

Amanece, gotas de sol en la ventana
filtran la fragilidad del día.
Delgadas láminas de tiempo desploman su antigüedad
sobre los objetos.

Frontera apretada, sudor acumulado en el viento.
Laredo suda amargo desde hace tiempo.
Opulenta ciudad, fiel a si misma;
la bestia en medio del desierto espera romper el último sello
para discernir el destino.

Inaprensible ciudad inapreciable.
Fatigada urbe saturada, agobiada,
a punto de estallar.

Rodelas sucias y abandonadas junto al río.
La frontera ha dejado de ser invencible.

Delgadas láminas de tiempo, taciturnas entrañas del pasado.
Perenne sequía que acaba todo a golpes de calor.
La frontera no perdona el abandono.

Las hojas de papel se quiebran al contacto con la tinta.
Por eso no hay palabras.

Los muros no soportan la pintura,
Ahí, tampoco se puede escribir.
Hay días en que el desierto sisea plegarias.
Ciudad que se pierde en el tiempo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Lunes soledad

Hay un animal caído,

no un palacio.
O. Lamborgini



Lunes soledad
Y es sólo para mí la ciudad,
pero hoy me quedan grandes
los zapatos de aventurero.
Me refugio en mi casa de espejos ocres
que sólo pueden reflejar los gajos sucios
de este abandono
de frío y paredes mal pintadas.

Lunes soledad
Y nadie llama a la puerta,
la casa está vacía,
tu taconeo no se oye.
El muérdago del desdén carcome mis manos,
tu boina aún se empolva junto al perchero,
el ruido que viene de afuera
es lo más perecido a la vida
en esta casa.

Lunes soledad
Bebo ron y me tiro a la cama.
Es un juego absurdo el desaparecer de pronto
de las cartas y las fotos;
y de ese martes en que prometiste
luz en los oscuros andamios del miedo.

Lunes soledad
Y no encuentro tu ventana,
ni el azul cielo de tus giros,
ni tu fácil desenvainar los gestos.
Aún puedo oír las voces de noviembre
y saborear tus días de asueto.
Todo esta oscuro y en silencio.

Hay lunes como hoy
que sólo son de obituario.