Toda ciudad que se respete
tiene un viejo sentado en la plaza principal
y este viejo sabe todo lo que pasa
en la ciudad.
Una tarde pasé junto al ciego de la plaza,
me detuvo y dijo tú la buscas ¿verdad?.
Él me conocía, te conocía;
sabía toda esa historia
de madrugadas sobre el río,
noches en el "Express Cervezas 'n tequilas".
Conocía los olores de los animales en celo,
la arritmia crónica de tu taconeo y
las frases que siempre usas cuando haces el amor
-"nunca me dejes"-.
Esta es una ciudad pequeña
que se enciende al conocer tus historias.
Luego siguió hablando del color del mar y del invierno,
de esas montañas que nunca se ven,
de esa extraña luz que se aparece en tus bosques,
de los jeroglíficos que dibujé un día en tu espalda
y del significado de las estrellas de mar.
Cuando habló del deseo glaciar
me convencí que hablaba de ti
y me fui a caminar por los suburbios.
¡Jaaaaaaaa hasta el viejo caminó por esos lares!
ResponderEliminarConocía todas las señas,
Qué peculiar situación!
Besos
Evangelina